La Bolivia de Evo terminó con el déficit fiscal más alto de Sudamérica
Desde el 2014 al 2018, Bolivia empezó a mostrar un déficit fiscal negativo: lo que implica un mayor gasto público superando sus ingresos.
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Presionado ante las evidencias de fraude en las elecciones presidenciales de este año y ante la falta de apoyo de las Fuerzas Armadas y policiales de su país, aunado al descontento popular, Evo Morales renunció ayer a la presidencia de Bolivia tras permanecer en el poder por 13 años.
Juan Antonio Morales -quien dirigió el Banco Central de Bolivia durante la década previa a la llegada de Morales al poder- subrayó que uno de los "nubarrones" en la economía durante el mandato de Morales fue el déficit fiscal.
En el 2006 -año en que Morales se convirtió en el primer presidente indígena de Bolivia- el déficit fiscal era de 4,5%; al año siguiente esta paso a 1,7% del PIB.
En los siguiente seis años el déficit fiscal osciló entre 3,2% y 0,7%. No obstante, desde el 2014 al 2018, empezó a mostrar tasas negativas: lo que implica un mayor gasto estatal superando sus ingresos.
Así, el 2014 el déficit fiscal de Bolivia fue de -3,4%; el 2015 subió a -6,9%; el 2016 retrocedió levemente a -6,7%, pero en el 2017 y 2018 creció tremendamente: -7,8% y -8,3%, respectivamente.
Este último (el de 2018, de -8,3%) fue el más alto registrado en los últimos 18 años superado únicamente por el déficit de 2002 que fue de -8,8%.
De acuerdo a los analistas económicos, este año, el déficit de Bolivia llegará a un porcentaje similar al 2018.
"No se puede estar cinco año seguidos con déficit de 7% del PIB", alertó el economista.
Ante este panorama, Bolivia tuvo el mayor déficit fiscal de Sudamérica por segundo año consecutivo el año pasado sin contar a Venezuela, según la fundación privada Milenio.